Salud y espiritualidad
José Roberto Campos de Souza*
| 7 junio 2017
El Centro Espírita Beneficente Unión del Vegetal tiene como primer objetivo “trabajar por la evolución del ser humano, en el sentido de su desarrollo espiritual”. En el cumplimiento de ese objetivo, el amar al prójimo como a sí mismo, el servir, más que el ser servido, el trabajo con la solidaridad a través de la beneficencia y el ejercicio de la fraternidad son esenciales.
El Centro, como sociedad, mira a sus socios como los ejecutores de su objetivo trascendente, pero, como movimiento religioso, mira a los mismos socios con la mirada cuidadosa de un padre que se preocupa por el bienestar de sus hijos. Ese bienestar forma parte la salud de sus asociados/afiliados. Por eso, está lanzando trabajos de prevención y combate a la diabetes y otras enfermedades degenerativas entre sus socios y, a través de su Departamento de Beneficencia, extendiendo también ese trabajo a los no asociados.
Sepa más: UDV lanza trabajo de prevención y combate a la diabetes entre sus socios.
La salud es una condición básica para una evolución más fácil y rápida, pues preserva nuestra atención hacia las enseñanzas y la doctrina, agudiza la memoria para retener y usar en nuestro beneficio y en beneficio de nuestros semejantes, esas mismas enseñanzas y doctrina. También nos proporciona el vigor físico necesario para el trabajo en pro del crecimiento del Centro y de la manutención de la familia y nos brinda la disposición física y mental esencial para atender a las demandas necesarias para equilibrio del hombre en las esferas del trabajo, familia y religión.
Cuidar de la salud es deber de todos los que realmente comprenden que somos espíritus encarnados en un trabajo de evolución. El cuerpo material nos fue prestado como una herramienta que usamos y por la cual tenemos el deber de cuidar. Cuanto mejor sea nuestra condición de salud y mayor nuestro tiempo de vida útil, mayor es la posibilidad de evolucionar y aprovechar la oportunidad de esta encarnación.
Como médicos, nos preocupa ver cómo enfermedades graves están surgiendo cada vez más pronto en la sociedad en general y también dentro del Centro. La hipertensión, la diabetes, la obesidad, casos de cáncer, infartos, etc., son cada vez más frecuentes, diseñando un horizonte sombrío para aquellos que no cuidan de ese bien tan precioso y no tienen cuidado consigo mismo.
Los tres pilares de la salud
La salud se apoya en tres pilares: actividad física, control de emociones y nutrición.
La actividad física es, como es sabido, uno de los pilares de una buena salud y, aunque precisemos de relativamente poca en condiciones normales, más importante se vuelve conforme la condición de salud empeora. Apenas como ejemplo: algunos estudios muestran que caminar y correr (como ejercicio leve y constante) es más eficaz que los antidepresivos, en los casos de depresión.
El control de las emociones es lo mismo que “control del stress”. Es traer para la consciencia el hecho de que existen cosas que no están bajo nuestro control, pero con las que tenemos que convivir y las cuales tenemos que aceptar. Es hacer una lectura positiva de los hechos de la vida, y según enseña nuestra doctrina, salir de la condición de víctima.
El tercer pilar es la nutrición y, en la actualidad, es el principal punto a cuidar. La vida moderna nos ha traído grandes avances tecnológicos, pero como consecuencia de eso, trajo una indeseable mano humana en el procesamiento de alimentos e introducción de hábitos absolutamente nocivos para la salud. Alimentos que, hace pocos años eran saludables, sufrieron modificaciones genéticas para aumentar la productividad o durabilidad y se volvieron nocivos para la gran parte de la población. La introducción de productos refinados y el creciente consumo de alimentos industrializados y con poco valor nutricional se está cobrando un alto precio en detrimento de la salud.
Desde el punto de vista de la espiritualidad, toda autoagresión, como el uso de drogas lícitas o ilícitas, así como el descuido con los tres condicionantes de la salud, pueden ser entendidas como “desobediencias” que podrán cobrar su precio a lo largo de la vida.
Otro agravante es el alto coste de los tratamientos y de los remedios necesarios al control – no a la cura – de aquellas enfermedades, que demandan un gran gasto financiero y traen un gran sufrimiento al enfermo y a sus familiares.
Disciplina
El Mestre General Representante de la UDV, Clovis Cavalieri Rodrigues de Carvalho, dijo, en cierta ocasión, una frase que sirve de norte para los que quieren una vida mejor y más saludable: “El dolor de la disciplina es mejor que el dolor del arrepentimiento”. Esta frase lapidaria trae un profundo significado, si entendemos su real sentido.
Una persona que tiene un hábito nocivo, por ejemplo, como el del cigarro, y decide dejar de fumar, va a sufrir intensamente en los primeros días y cada vez menos en los días siguientes hasta vencer el vicio. O sea, sufrió apenas mientras estaba disciplinándose en no fumar. Por otro lado, si no lo hubiera hecho y, en el futuro, tuviese un cáncer de pulmón o garganta, el sufrimiento sería mayor, por la enfermedad y por el arrepentimiento.
Por otro lado, la naturaleza es extremadamente generosa, pues incluso años de malos tratos pueden ser ampliamente revertidos con pocos meses de cuidados, dependiendo apenas de la orientación correcta y de la disposición y humildad para seguirla, condiciones que dependen del querer y de la disciplina. Nuestro deseo es ver nuestra sociedad cada vez más saludable, dando buenos ejemplos a los que vienen llegando y teniendo una calidad de vida cada vez mejor.
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*Integrante del Cuadro de Mestres del Núcleo Luz de María (Campo Grande-MS) y director del Departamento Médico y Científico (DEMEC) de la dirección General del Centro Espírita Beneficente Unión del Vegetal.
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