En busca de un Tesoro
“La Unión del Vegetal es un tesoro, el Verdadero Tesoro. Maravillosas joyas y riquísimas piedras preciosas lo componen, y son las enseñanzas verdaderas del Gran Mestre, que nos enriquece el espíritu, elevándonos al Reino Celestial”, declaró mestre Pequenina en carta a los socios de la UDV (2011).
Aún en la década de 50 del siglo pasado, casado con Raimunda Ferreira da Costa (Mestre Pequenina), José Gabriel da Costa (Mestre Gabriel) fue cuatro veces a los cauchales. En una de estas ocasiones, Pequenina no quería mudarse de la ciudad con sus hijos para ir nuevamente a vivir en las llamadas “colocações de seringa” (lugar donde vivían los extractores de caucho), donde las condiciones de vida eran precarias. José Gabriel le dijo: “Yendo a los cauchales vamos a encontrar un tesoro”. Y fueron. En el cauchal Guarapari, en 1959, en la frontera entre el estado de Acre y Bolivia, en las orillas del río Abunã, Mestre Gabriel bebió el Té Hoasca (Vegetal) por primera vez.
A partir de 1960, él empezó a preparar el Vegetal en la “colocação de seringa” (lugar donde vivía extrayendo caucho) y, en aquel contexto simple y caboclo, distribuyó el Té Hoasca a algunas personas, realizando ahí las primeras sesiones. Pequenina quedó preocupada por Gabriel estar involucrándose con algo desconocido, cuando él le explicó: “El tesoro es ese, el Camino que estamos siguiendo”, demostrando durante las sesiones su conocimiento de como usar el Vegetal. Mestre Gabriel permaneció con su familia y los primeros discípulos en los cauchales de la Selva Amazónica por cinco años, hasta diciembre del 1964.
LA BÚSQUEDA DE UN TESORO
La vida de José Gabriel da Costa hasta su encuentro con el Té Hoasca en los cauchales de la Amazonia y el inicio de la Unión del Vegetal (1961) nos remite a una historia de busca “un tesoro”, conforme él dijo en algunas ocasiones. En 1944, quince años antes, en Belém (PA), en medio a su viaje de Salvador (BA) a Porto Velho (RO), para trabajar como “soldado del caucho”, José Gabriel dijo a su compañero de viaje, José Rodrigues Sobrinho, que, además del trabajo, él iba a Amazonia también en busca de un tesoro. Los dos se reencontraron veinte años después, cuando Mestre Gabriel ya distribuía el Vegetal. José Rodrigues se asoció y siguió con él en la UDV.