Los muchos ejemplos en la sublime misión de ser padre
| 13 agosto, 2023
En este momento en que celebramos el “Día del Padre”, el Blog de la UDV nos invita a reflexionar sobre la misión de “Ser Padre” en este bellísimo texto del Mestre Antônio de Pádua*.
Ser Padre
Ser padre siempre ha sido y será sinónimo de responsabilidad, compromiso y voluntad. Es amar incondicionalmente, cuidar con todo el celo necesario, querer estar con el hijo en los momentos más importantes y ser un ejemplo para ellos. Ser padre es también saber dar consejos orientales que el hijo llevará para toda la vida, ser capaz de vigilar sin ser visto, saber el momento adecuado de soltar, dar libertad y confiar en los principios enseñados.
En la historia de la humanidad tenemos algunos personajes que han sobresalido en esta sublime misión. Uno de ellos, modelo de hijo reflejado de su padre, José de Egipto, hijo de Jacob, patriarca del pueblo hebreo. Este José demostró que había aprendido en la trayectoria de su vida que, para ser un buen padre, primero tenía que ser un buen hijo. Desde muy joven, dio buenos ejemplos de cómo un hijo debe obedecer a su padre. Siempre honrándolo, respetándolo y admirándolo.
Incluso después de haber sido vendido como esclavo por sus propios hermanos, José de Egipto les perdonó semejante insensatez, simplemente por haber intentado cultivar en su corazón los buenos sentimientos transmitidos por su padre. Y fue justamente practicando los principios virtuosos aprendidos en la familia por lo que ascendió a la posición de autoridad. Como autoridad, no escatimó esfuerzos para sacar a Jacob y a su familia de Israel, cuando vivían en dificultades extremas, y lo acogió con amor, afecto y dedicación, en la Tierra de los Faraones. Este ejemplo nos muestra el valor de la obediencia al padre. Un hijo obediente es victorioso.
Otro José, no menos importante, que llevó con tanta responsabilidad el deber de la providencia y la provisión, fue el carpintero elegido por Dios para ejercer con excelencia el puesto de cabeza de familia, de la más alta relevancia, la “Sagrada Familia”.
José, hombre justo, humilde y honrado, de manera discreta, se destacó en la historia de mayor trascendencia para nosotros los cristianos. Cumplió honorablemente su misión de padre de Jesús y guardián de María Santísima. En el ejercicio de su misión, a veces tuvo que afrontar aflicciones y sinsabores para darles seguridad, como en el caso de la “huida a Egipto”, cuando escapó de los soldados del rey Herodes y se fue a vivir durante algunos años, lejos de sus familiares, de su casa y de sus costumbres, pero dando el sustento necesario a su hijo y a su esposa, o incluso en la desaparición de Jesús durante tres días en la ciudad de Jerusalén. Fueron momentos difíciles en los que José, el carpintero, buscó incansablemente cumplir con su deber de padre, para salvaguardar la integridad física de su hijo. En este caso, vemos el valor de la dedicación a la familia.
En la trayectoria de grandes ejemplos paternos, está también José, José Gabriel da Costa, Mestre Gabriel.
José, hijo de Corazón de María, se casó con Mestre Pequenina y tuvo 11 hijos. Les enseñó con el ejemplo y con la palabra. Virtudes como la honradez, la obediencia y el aprender a decir la verdad estaban en la vida cotidiana de su hogar. Enseñó a sus hijos el arte de vivir bien, preparándolos para cursar la universidad de la vida. Puede que esta escuela no tuviera la educación formal que comúnmente se aprende, pero había una graduación espiritual absorbida del sabio Mestre.
José, el Gabriel del Mariri, marcó la vida de sus hijos de tal manera que permanecerá siempre vivo en el almacén de la memoria de cada uno de ellos. El recuerdo que quedó de José Gabriel para sus hijos fue el de un padre cuidadoso y amigo. Siempre estuvo presente en todos los momentos de Getúlio, Jair, Jandira, Carmiro, Maria das Graças, Abomir, José Gabriel Filho, Salomão, Carmiranda, Vicente y Benvino.
Nuestro Mestre viene también como padre de todos los caianinhos, mostrando el camino a seguir, guiando los pasos y acogiendo a todos con su corazón amoroso. Este José posibilitó que se hiciera realidad el dicho de los antiguos: “no basta ser Padre, hay que participar”.
Les deseo salud y alegría y que la luz de la bondad reine en nuestros hogares, que los vientos de la sabiduría soplen hacia todos los padres de nuestra Sagrada Unión.
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