Ayahuasca, buen vivir y multiculturalismo
| 9 julio, 2019
Carlos Teodoro José Hugueney Irigaray*
El tema “Ayahuasca, buen vivir y multiculturalismo”, presentado en uno de los paneles de la III Conferencia Internacional de la Ayahuasca (Ayahuasca World Conference), realizada en Girona (España), en julio de este año, abordó la experiencia del Centro Espírita Beneficente Unión del Vegetal en la concretización de los principios de la libertad religiosa, del buen vivir y del dialogo intercultural en el transcurso de la expansión de esta sociedad religiosa. El tema del buen vivir está siendo internacionalmente debatido, en busca de alternativas para el enfrentamiento de la crisis de civilización que vive la humanidad.
Crisis de la Civilización
La inversión de valores, sumada a la grave crisis socioambiental, coloca al ser humano delante de un cuadro de injusticias, donde la desesperanza y la depresión son síntomas de una enfermedad social, característica de la crisis de civilización.
Parece paradójico que el desarrollo de la ciencia y el progreso tecnológico, que prometían una vida con más calidad, estén contribuyendo para la degradación de la biosfera y las relaciones personales. Aunque la ciencia haya proporcionado muchos avances en diversas áreas, la creencia en el progreso continuo nos alejó de la naturaleza de la cual formamos parte.
El cineasta James Cameron comparó la situación planetaria con el naufragio del transatlántico Titanic. Una maquina pesada que navegaba con poca visibilidad y no tuvo tiempo de cambiar el rumbo cuando el iceberg fue avistado. Así también, el pensador Edgar Morin afirma: “ La Nave Tierra navega en la noche y en la neblina”. El hecho es que en la actualidad no podemos cambiar radicalmente el curso del sistema económico y social, sea por su compleja dinámica o incluso porque simplemente la humanidad está distraída y parece no estar dispuesta a corregir el rumbo. Esta parábola revela la arrogancia del ser humano, que se considera demasiado grande para quebrar, asumiendo la idea cartesiana de que nos convertimos en dueños y señores de la naturaleza.
Cuando Max Weber (sociólogo y filósofo alemán) identificó la necesidad del “desencantamiento del mundo”, inició un proceso de desacralización de la naturaleza, lo que era necesario para justificar la exploración predatoria de los recursos naturales; así, para que una floresta pueda ser vista únicamente como materia prima para una fábrica de celulosa, es necesario que esté totalmente desprovista de encanto.
El líder espiritual Dalai Lama identifica el orgullo y la exaltación como motores de la fuerza de destrucción, en la medida en que fomentan la auto idolatría humana, nos llevando a transgredir nuestros límites, que ahora son dictados por el mercado y también a violar los límites de otros seres.
La Carta de Principios de la Asociación Ambiental Novo Encanto ( www.novoencanto.org.br), creada como el brazo ecológico de la UDV resalta que “una comprensión distorcida de la generosidad de la naturaleza, fruto de la arrogancia y de la presunción llevó al hombre moderno a verla como subordinada y a percibir su humanidad en razón directa de la capacidad de dominar y manipular el mundo y otros hombres”, sin percibir que el hombre vale por lo que sirve y no por lo que sabe y mucho menos por lo que tiene.
En la Amazonia el impacto de la crisis tiene consecuencias ambientales que afectan no solo a las poblaciones tradicionales, sino que contribuyen significativamente para el agravamiento de los cambios climáticos y la pérdida de biodiversidad. Solamente en Brasil, la deforestación de la mayor floresta tropical del mundo avanza en una escala creciente, 2.200 hectáreas por día al año en 2018, según datos oficiales (Inpe).
En la otra fase de este proceso, la pérdida de valores construidos durante millares de años por las poblaciones nativas nos empobrece culturalmente.
Aunque el pronóstico sea grave, tenemos la capacidad de hacer cambios necesarios y ciertamente podremos encontrar en la historia del imperio Inca la inspiración para superar la crisis.
Imperio Inca y el “Buen vivir”
Cuando llegaron los españoles a la ciudad de Cuzco (donde hoy es Perú), la capital del Imperio Inca era mayor que Paris y Londres y mientras en las ciudades europeas el desagüe corría a cielo abierto en Cuzco ya existía un sistema de saneamiento. Además, los Incas reconocían la naturaleza como sujeto de derecho y nos legaron un sistema de manejo de la agricultura con alta diversidad genética.
Para los Incas el “buen vivir”, al que denominaban “Sumak Kawsay”, era un principio de Estado, exigiendo equilibrio, armonía, creatividad y saber ser además de suponer complementariedad (vivimos bien donde existe unión), o sea el “buen vivir” no se confunde con el vivir mejor, en el cual algunos viven mejor a costa de otros.
Infelizmente el contacto con la civilización occidental marcó el fin del Imperio Inca pero la herencia de los “Hijos del Sol” persistió a lo largo del tiempo y el uso ancestral de la Ayahuasca es seguramente el mayor legado que nos fue transmitido por los pueblos indígenas amazónicos en contacto con trabajadores que extraían el caucho de la región amazónica.
Bien vivir en la UDV
La experiencia ha mostrado que el uso religioso del Té Hoasca o Vegetal (como los adeptos de la UDV denominan la Ayahuasca), en los rituales religiosos de la Unión del Vegetal, ofrece una importante contribución para la concretización del “buen vivir”.
Con el pensamiento de “hacer una paz en el mundo”, José Gabriel da Costa conocido por sus discípulos como Mestre Gabriel, creó la Unión del Vegetal en un ambiente de simplicidad, como un camino espiritual de autoconocimiento que trabaja por la evolución del ser humano por medio del desarrollo de las virtudes morales, intelectuales y espirituales. Fue él quien implantó los principios que nortean las acciones de la UDV, reconociendo el Té Hoasca como un sacramento y recomendando que su uso sea estrictamente ritualístico y nunca comercializado o utilizado para actividades recreativas.
Con esta mirada la Unión del Vegetal trabaja para garantizar la sustentabilidad del uso del Té Hoasca promoviendo el cultivo de las plantas utilizadas en su preparación en sistemas agroforestales, desarrollando proyectos de conservación y educación ambiental y también acciones de beneficencia en todos los países donde está presente. Otro aspecto importante de esta sociedad reside en principios y valores que han hecho que esta pequeña sociedad religiosa creada en el corazón de la selva amazónica se expanda por todo Brasil y también internacionalmente, estando presente actualmente en 11 países.
La fuerza de la Unión también fue de gran importancia en la lucha por el reconocimiento institucional del derecho al uso religioso del Té Hoasca en Brasil, al igual que en otros países incluyendo Estados Unidos donde la Suprema Corte reconoció de forma unánime la seriedad del propósito de la UDV y su utilización responsable de la Hoasca, asegurando el derecho de su utilización como Sacramento en sus rituales en aquel país. Naturalmente existe un largo camino por recorrer y superar prejuicios, desconocimiento y, además, realizar el principio del “buen vivir”.
En este trabajo la Hoasca tiene una contribuicion expresiva al reducir el ego a su insignificancia y nos concientizar de que “el único dominio que le cabe al ser humano es el dominio sobre sus impulsos destructivos y autodestructivos de la propia naturaleza humana” (Carta de Principios de la Asociación Nuevo Encanto).
El reencantamiento del mundo
Así la Unión del Vegetal proporciona una nueva experiencia de reencantamiento del mundo, una experiencia de realidad que no es reducida a la mercantilización y el consumo, al querer tener lejos de la realidad del ser.
Honrando su origen la UDV promueve el rescate de la simplicidad “cabocla”. Ser simple en un mundo caracterizado por la complejidad es un desafío. Hoy las personas prefieren comunicarse virtualmente al “ojo en el ojo” y la palabra clara que transmite la energía del sentimiento. En esta interacción vivimos la ética en el trato con nuestros semejantes y con la naturaleza.
La UDV cree en la necesidad de la reconstrucción de una nueva ética por la cual sea rescatado el sentimiento de cordialidad y respeto por la tierra y por sus habitantes. Por eso la UDV desarrolla también un trabajo de apoyo a los indios del Xingu en la Amazonia brasileña, promoviendo el reencuentro de la Hoasca con el pueblo Yudjá, cuyos miembros son considerados por la Dirección del Centro como amigos fieles, así como Orlando Villas Bôas los denominaba.
El apoyo a este grupo indígena, que había perdido el contacto con la Ayahuasca cuando migró para el alto Xingu, fue promovido por el Centro respetando las tradiciones del pueblo proporcionando una reconexión con sus orígenes.
Se trata de una iniciativa que refleja el multiculturalismo visto también por los países donde la UDV está presente, con el respeto a los aspectos culturales de cada nación sin perder de vista los principios consolidados por el Mestre Gabriel.
El uso de la Hoasca como un Sacramento puede elevarnos espiritualmente acercándonos al Gran Espírito, el Supremo Creador del Universo. Esta comunión puede hacernos conscientes de que somos una sola humanidad y a medida en que nos reconocemos como hermanos encontramos la llave para la tolerancia y la fraternidad, además habitamos una casa en común.
Para cuidar bien de esta casa necesitamos más luz, lo que significa más clareza en nuestra conciencia, necesitamos igualmente vivir en paz, armonizarnos y expresar el respeto por nuestro prójimo y por la naturaleza. En paz es más fácil que el amor y esta Fuerza Divina estén más presentes en nuestro corazón.
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*Carlos Teodoro José Hugueney Irigaray é Mestre Asistente Geral do Centro Espírita Beneficente União do Vegetal, Procurador do Estado de Mato Grosso y profesor de Direito Ambiental na graduação y pós-graduação de UFMT.
** A conferência teve como título “Ayahuasca, ‘Buen Vivir’ y Multiculturalidad: la experiencia de UDV en el logro de los principios de libertad religiosa, vivir bien y diálogo intercultural”, cujo tema está desenvolvido no artigo “Ayahuasca y Sumak Kawsay: desafíos para la implementación del Principio de ‘Buen Vivir’, Libertad Religiosa y Protección del Patrimonio Cultural “, publicado en la revista” Antropología de la Conciencia “(vol. 27, p. 204–225), de la Universidad de la Flórida, y disponible sin enlace: <https : //anthrosource.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/anoc.12057>.
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